Pese que en los días previos las condiciones meteorológicas no eran muy halagüeñas, la ruta programada al Macizo de los Mampodres, resulto ser un día de lo más completo donde el tiempo nos dio tregua para poder disfrutar de una buena jornada de montaña. El Macizo Mampodre se caracteriza por ser un precioso entorno formado por varias cadenas montañosas de origen glaciar. Es visitado por montañeros y escaladores que buscan nieve y hielo porque sus cumbres suelen albergar nieve casi todo el año.
Comenzamos el día con una parada técnica en el pueblo de Boñar, donde recargamos dosis de cafeína y ponemos rumbo al inicio de nuestra ruta, situada en Redipollos municipio de Puebla de Lillo. Nos preparamos con todo el equipo y desde la plaza del rebeco iniciamos la ruta. La nota simpática la protagonizó un perro, de raza labrador y color negro, que ni corto ni perezoso, decidió de manera voluntaria acompañarnos en la aventura no sé muy bien si por el olor de nuestros bocatas o para enseñarnos el camino.Salimos del pueblo los 14 montañeros (más el perro) y poco a poco comienza un ligero y llevadero ascenso con presencia de nieve y barro. Nos adentramos en una pista y entre robledales vamos ganando altura hasta llegar a lo que llaman el Alto de Carrerina Blanca, donde los caminos se bifurcan, (a lo lejos se podía divisar una torre de vigilancia forestal) nosotros continuamos la ruta y a medida que vamos ascendiendo, también va creciendo el volumen de nieve, placas hielo y tramos de escasa visibilidad.
Parada técnica y colocación de crampones, para seguir subiendo con seguridad. Nuestra dirección irá girando ligeramente a la izquierda, mientras seguimos bajo una estampa de lo más invernal. Aún así pudimos disfrutar del tímido sol y divisar las maravillosas cadenas montañosas que conforman los Mampodres. A lo lejos, ya empieza verse el collado, lugar donde decidimos parar a comer y dar recompensa también a nuestro pequeño acompañante de cuatro patas. Es un buen momento para observar el paisaje digno una postal de los “Alpes Suizos” a un lado La Polinosa y al otro el Pico Mampodre, una estampa espectacular y realmente maravillosa.
Recargados los depósitos y riqueza visual, comienza nuestro descenso es ahí cuando vemos como nuestro amigo perruno se desliza ladera abajo debido al hielo, suerte que pronto se toparía con nieve blanda y pudo frenar a tiempo. Mientras tanto muchos de nosotros nos sirvió para mantener cautela en el descenso, aunque no sirvió para alguno de los integrantes del Club que tuvo la misma suerte del perro, ambos siguieron la ruta sanos y salvos. Nosotros bajamos poco a poco con ayuda de una cuerda. Pasadas las placas de hielo, el descenso se va haciendo cada vez más dinámico.
Quitamos los crampones y serpenteamos los arroyos que cubiertos por la nieve, nos obligaban a cruzarlos de un lado a otro. A lo lejos ya se divisa el pueblo de Maraña y pasadas las partes más altas, pasamos a caminos más embarrados. Nevando copiosamente, llegamos al pueblo de Maraña donde finalmente damos por concluida esta jornada, hacer una última parada y degustar una rica cerveza antes de montar en el bus e iniciar el viaje de vuelta.
Gracias Vero por la crónica, muy buen resumen de la jornada vivida.
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