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Crónica Peña Santa de Castilla. Sep-2018

1ª Jornada. A por las cumbres:

Peña Santa de Castilla a 2596 metros, es el pico más alto del Macizo Occidental de los Picos de Europa, en el se albergan largas travesías expuestas y paredes verticales no apto para personas con vértigo. Dicho esto, la ruta programada este año por el Club de Montaña El Teleno era como siempre apasionante. Después de darnos un buen madrugón, un viaje en autobús donde prácticamente íbamos todos dormidos llegamos a Covandonga bajo un sol y un tiempo veraniego justamente en el día que entraba el Otoño. 

Comenzamos nuestra ruta desde el Lago Enol dirigiéndonos al Refugio de Vegarredonda a unos 4km aprox., y una pista de piedras que no entramaba dificultad alguna, lugar donde dejaríamos nuestras pesadas mochilas y equiparnos con el material necesario. El grupo se dividió en dos, los que iríamos a Peña Santa y otros optarían por Torre Santa María. 

Después de aligerar la mochila comienza la aventura, Juan Carlos junto con dos compañeros del Club cargaban cuerdas, arneses, mosquetones y un mogollón de material que por la pinta el peso de esos aperos tenía que ser considerable, eso inquietaba, era un presagio de lo que se avecinaba.

Empezamos la aventura, buen ritmo, esplendido día y rodeados de los paisajes espectaculares de Picos. Al principio el camino era más verde que de costumbre, pero poco a poco mientras realizábamos el ascenso la roca típica del macizo ya predominaba en todo el trayecto y también había algún que otro nevero. La aproximación al collado fue larga y una vez allí algunos de nosotros nos desprendimos de algunas pertenencias, con el fin de facilitarnos la subida y recogerlas después a la vuelta al refugio. 

El recorrido, prometía ser técnico y sobretodo de vértigo y así lo fue, salimos del collado hacía la Canal que nos llevaría a la cumbre, un terreno poco definido, técnico y marcado con pintura amarilla que a veces daba lugar a confusión. Las travesías con precipicios y terrazas eran cada vez más frecuentes, en más de alguna ocasión el miedo se apoderó sobretodo de mis piernas que no paraban de temblar, aún así llegar a la cima era motivador, cuanto más difícil y más miedo daba, más me gustaba la sensación, tengo que reconocer, que contar con el apoyo de los compañer@s que me ayudaron en los tramos más difíciles da una seguridad increíble.

Después de varias horas, demoledoras trepadas y el enorme esfuerzo físico, obtenemos nuestra más querida recompensa, LA CUMBRE, donde muchos de nosotros no paramos de hacernos fotos, absortos por el paisaje y divisar lo maravilloso que es estar en lo más alto de una cima como es la de Peña Santa de Castilla.

Corta parada para reponer fuerzas, aprovechar para comer algo y prepararnos para lo que considero lo más difícil de la ruta, la bajada. Lentamente fuimos volviendo por nuestros pasos, algunos ya conocidos por su dificultad y otros que visto de la otra manera eran mucho peor, aunque lo más entretenido fue como parte del descenso se hizo rappelando, un total 4 rappels que a mi modo de ver fueron apasionantes, el primero con algo de miedo pero al cuarto ya estabas dispuesto tirarte de donde sea. Dada a la seguridad que entrama el montaje de cada reunión, provocó, que el descenso se retrasara bastante y las horas de ruta se incrementaran tanto que cuando llegamos al collado era prácticamente de noche.


Aquí comienza otra aventura, los horarios previstos se habían alargado tanto que la hora prevista de llegada al refugio rondaría más a la medianoche. Desplegamos frontales y poco a poco caminamos hacía el refugio, sabíamos que nos deparaban varias horas de caminata, pero estoicamente aguantamos el tipo en una noche con luna, un camino lleno de salamandras y el clima completamente veraniego, algo que sin duda nos facilitó nuestro regreso al alojamiento. A mitad del trayecto apareció Miguel con dos montañeros ( luego supe que uno de ellos era Tente Lagunilla: afamado ochomilista palentino que nos había deleitado en La Bañeza con alguna charla dentro de las Jornadas de montaña de Noviembre) también ellos se alojaban en el refugio, y de manera voluntaria ofrecieron su ayuda, llevando provisiones de comida, bebida, luz. 

Sin duda, estas son las cosas que la montaña nos regala, personas que están dispuestas a echarte un cable donde sea y cuando sea, por eso en nombre mío y de tod@s mis compañer@s estamos eternamente agradecidos. 

Después del largo trayecto nocturno, exhaustos y cansados, vemos la luz del refugio y los compañeros que nos estaban esperando, un poco intranquilos por si había ocurrido algo y nosotros contentos la expedición había salido bien, sin ningún percance, sería una aventura más que contar. 

El tiempo que tardamos era lo de menos, lo importante es que llegamos sanos y salvos pero con un hambre voraz. Antes de devorarnos entre nosotros, alguien (no se quién) tuvo el detalle de dejarnos varias bandejas con comida, las tuvimos que degustar fuera del refugio porque dentro no se podía, todo bajo más absoluto silencio, para no molestar a la gente que dormía. Recuperadas fuerzas, nos fuimos a dormir, al día siguiente tocaba madrugar y mucho.

Fotos de Peña Santa
Fotos de Torre Santa María Enol

2ª Jornada. De vuelta a casa:

6:30 de la mañana, Miguel más sutil que de costumbre encendió la luz, sin mucho ruido, pero lo justo para comenzar abrir el ojo poco a poco, estábamos cansados y el proceso de despertar nos iba a llevar varios minutos hasta la hora de desayunar.

Desayunamos, nos colgamos las pesadas mochilas y damos comienzo la segunda y última jornada. Dirección al refugio de Vega Huerta, Canal de Capozo para finalizar en Posada de Valdeón, dicho esto, comenzamos la ruta con pequeños ascensos y descensos, acompañados también por varias manadas de rebecos que correteaban cerca de nosotros. El camino mucho más sencillo que la primera jornada no supuso dificultad, pero el cansancio del día anterior se hacía patente a medida que pasaban las horas. Una vez llegado al Refugio parada para descansar, comer y reagruparnos. Comienza la interminable bajada por la Canal del Capozo. Después de serpentear por varios senderos, dimos con el camino correcto, los tramos algunos técnicos, nos proporcionaron alguna que otra divertida caída y a medida que descendiamos el sendero se cerraba de vegetación, era un enorme bosque de frondosos avellanos, tras varios km bajando acaba la interminable canal, ascendemos de nuevo y llegamos al Mirador del Tombo, famoso por su estatua de rebeco y lugar de parada de muchos excursionistas. 

Seguidamente y a un par de km acabamos en Posada de Valdeón, el final de nuestra trepidante aventura y que mejor manera, que desgustando una fresca cerveza con toda la gente que ha compartido contigo esta hazaña. Hasta la próxima aventura.

Fotos de Vero, Carlos, MerceEstrella.