En el verano del 2010 varios miembros del Club dirigieron sus pasos hacía las cimas de los Alpes, con el fin de aprovechar el periodo estival para intentar coronar las cotas alpinas más atrayentes.
Durante el mes de Julio el Macizo de los Ecrins, en los pre-Alpes franceses, recibió la visita de Santiago Fraile que durante una semana coronó varios picos de estas montañas, entre ellos la Barrera de los Ecrins (4.102 mts) punto culminante del macizo, una visita muy fructífera en esa bella cadena montañosa que hasta el momento permanecía inexplorada por los miembros del Teleno.
Todo un espectáculo de tresmiles rodeados de lagos y glaciares con los grandes cuatromiles como centinelas permanentes, sin duda un lugar para disfrutar de la montaña más pura lejos del bullicio de Chamonix o Zermatt.
Justamente hacia esos puntos calientes (Chamonix) dirigieron su mirada Juan Carlos González y Ricardo Álvarez, de nuevo atraídos por el hipnótico influjo del Macizo del Mont Blanc.
Tras la expedición del año pasado, en la que se consiguieron los 2 objetivos planteados (Diente de Gigante y Mont Blanc de Tacul) pero se fracasó en el ataque al Mont Maudit (4.465 mts) a través de la Arista Kuffner, este año con la aproximación conocida y las primeras impresiones de la ruta apuntadas y grabadas en la memoria, la cordada Juan Carlos-Richard asumió el reto y dirigió de nuevo sus pasos hacia el camino más atractivo hacia el Mont Maudit, la aérea Arista Kuffner que discurre en su sinuoso y afilado trazado suspendida entre la vertiente Italiana de Brenva y los Glaciares del lado francés.
Un viaje rápido, un sólo objetivo. La primera jornada de montaña les conduce hasta el Refugio vivac de la Fourche (3.700 mts), una caseta de madera asentada en una efímera cresta que da paso a la entrada a la Arista, las previsiones del tiempo son buenas, pero no para el día siguiente, habrá que esperar un día. Durante la espera se aclimatan a la altura, estudian por enésima vez el itinerario, descansan para una jornada que comienza al día siguiente poco después de las 2 de la madrugada, bajo un cielo estrellado con una nieve de calidad, que al principio hace la progresión rápida hasta La Androsace donde la verticalidad se hace más evidente y ralentiza la marcha, después un largo tramo de aristas donde la belleza del itinerario hace olvidar lo escueto del recorrido. Tras 9 horas de progresión en terreno mixto que varía desde la roca cubierta de hielo, al hielo más rocoso, pisando nieve compactada por el viento o por tramos de granito pulido llegan a la cresta final hacía el Mont Maudit. Entonces la niebla ocupa las alturas y el recorrido se hace entre la gris confusión que funde la nieve con el horizonte, al final cerca de las 3 de la tarde: la cima, sin el premio de las vistas pero la satisfacción de la cumbre conquistada.
El descenso se muestra confuso entre la niebla persistente, con las huellas de otros alpinistas borradas por el viento, la bajada es cauta, confirmando las escasas referencias que marcan el recorrido, una lenta progresión hacia el Valle Blanco , camino de la seguridad del Refugio de Comisques, la fatiga acumulada y la prudencia del descenso consumen las horas y el día decae, también la niebla da un respiro y deja vislumbrar la ruta; después las huellas de bajada de la normal al Mont Blanc, ya con las últimas luces del día llegan a terreno conocido con las luces del refugio al alcance, tras 19 horas de actividad el merecido descanso con la Kuffner por fin recorrida.
Puedo equivocarme al decir que la Arista Kuffner es la escalada más difícil que han realizado miembros del club pero no creo errar si digo que sin lugar a duda es la más bella de todas.
El Maudit es el 2º cautromil más alto del Macizo después del propio Mont Blanc y con su conquista se resuelve una de las dificultades no salvadas en los Alpes por parte del Club Teleno, pero la magnitud de esas montañas dejan otras muchas cimas que hacen que la imaginación de los montañeros viaje y juegue con sus nombres, nombres tan atractivos y mágicos como los Grandes Jourasses o el propio Cervino. Quién sabe, quizás otro año.